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Lo que pensamos de Emily en Paris

¿Y que opino yo de Emily en Paris si he sido la versión latina más personificada de esta serie por quienes me conocen desde el momento en que tuve entre mis planes mudarme a Paris?

Debo confesar que soy fan de las comedias románticas, los cuentos de hadas y las series con finales felices y la primera temporada de esta serie dirigida por Darren Star, a quien le di a propósito de su apellido unas 5 stars en esta primera entrega porque simplemente me mostró algo que yo quería hacer y lograr, no fue tan básica, irreal y vacía como la segunda temporada que por cosas de la vida la vi aquí en vivo y en directo desde mi apartamento en París (otras circunstancias son al contar esta historia) y aunque la terminé porque acepto ser culpable en ocasiones de ese enganche que tenemos los seres humanos hacia las cosas superficiales y un poco burlonas, no le encontré mucho sentido más que diversión.

Les voy a decir un secreto: Emily en París no es la representación “ideal” de lo que yo vine a hacer aquí o lo que vivo diariamente ni tampoco está cercana a la realidad colectiva de este lugar (dejemos por fuera las redes sociales y los tik toks con la canción Mon Soleil que canta Mindy en el bar) porque esto si que ha sido una molestia para mi ya que ahora por ser tendencia no soporto la canción ni los miles de videos que salen en mi feed de todo el mundo haciendo lo mismo. Ya se que es trendy pero ¿Qué pasa con la creatividad?  

Paris es una ciudad con un encanto único y diferente, personas de todo el mundo, gastronomía, cultura y arte, amores y desamores y MODA por supuesto, en todas las esquinas porque a donde quiera que vas es como una pasarela de Street Style y la diversidad que puedes encontrar en gustos y formas de vestir es inmensa pero no es un circo porque estar a la moda no es estar disfrazado y creo que es eso lo que muchos no entienden. Una de las cosas que más amo y más me molestan de esta serie (vale la pena aclarar que tenemos un ranking de las mejores y peores vestidas) es que llevan el concepto “moda” de una mujer que trabaja en la industria de la moda parisina a un nivel bastante exagerado que alcanza a incomodar visualmente.

No quiero ser la hater #1 de Emily en Paris porque estaría mintiendo si digo que no la vi y disfruté porque si es cliché y ficticia pero como cualquier otra serie de entretenimiento, ese es el objetivo además de representar una interpretación americana y “hollywoodense” de lo que puede llegar a ser la vida de una chica joven de Chicago, que se muda a Paris por trabajo y vive su vida en la ciudad de la moda y el amor. A continuación les hablaré un poco de lo que para mi es real y tiene sentido y lo que no de esta famosa serie:

Estoy segura que si están leyendo esto, muchos tienen en su mente los mismos clichés de siempre que no salieron a la luz por Emily in Paris (el pan baguette, el picnic en la Torre Eiffel, la boína roja, la camisa de rayas marineras, los paseos en bicicleta, el croissant, el vino y la champaña, la moda a flor den piel, etc), sino que existen hace mucho tiempo y siempre han sido motivo de polémica y de discordia no solo aquí sino en todo el mundo. Cristopher Breward en su libro “La globalización de la ciudad de moda”, afirma que hacia la época de 1920-1930 la influencia de un compromiso estadounidense con la moda europea y viceversa a través de los instrumentos de una nueva cultura de masas, también se había convertido en un factor definitorio en la forja de un concepto popular de la ciudad de la moda, es decir que el establecimiento de Paris como capital de moda tambien se propagó gracias a la presencia de Estados Unidos.

Sin embargo, los directores de cine de Hollywood y los editores de revistas de la Quinta Avenida calificaron y perduraron la imagen de París como la ciudad eternamente elegante del erotismo vestido a la moda en la conciencia del consumidor global, mientras que Nueva York logró una identidad cinematográfica como el dominio dinámico y futurista y Londres fue reconocida como la “Gentlemen’s town por la habilidad de elaboración de trajes masculinos.

A finales del Siglo XIX, Berlín, Barcelona, Bruselas y Viena hacían parte de la sociedad del café y la promoción de la bohemia artística ofreciendo interpretaciones alternativas de la urbanidad de moda, basadas en la vanguardia estética y la experimentación social. ¿Qué tenemos aquí? Estereotipos o clichés basados en constructos sociales que a pesar de incomodar, no hacían ningún mal en esa época decisiva para la aparición de la ciudad de moda como parte de la sociedad emergente que necesitaba de esto para identificar y diferenciar.

¿Cuál es problema de Emily in Paris? Que se queda en los estereotipos eternamente sin avanzar a una modernidad distinta que definitivamente no tiene nada que ver con lo que allí se muestra y no diferencia entre algo que puede generar audiencia y algo que incluso llega a molestarle a los demás. 

No seguiré escribiendo porque hoy el contenido será diferente. Esta vez quise tener una invitada especial que compartiera conmigo algunas de las opiniones que tengo acerca de la serie y dejar que las palabras y el video capten la atención de ustedes mis lectores. Claire Beghin es una periodista de moda, cultura, mujer y sociedad, francesa 100% que trabaja para muchas de las revistas más importantes del país y un día decidimos sentarnos, tomarnos una copa de vino y discutir sobre esta polémica pero amada serie de Netflix así que preparen su pop corn y acompáñennos en esta charla divertida pero tambien profunda y crítica…

Qué opinan ustedes? 

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